LO COLABORATIVO EN LA INTERVENCIÓN SOCIAL

Recientemente, y al hilo de la reflexión compartida con José Ramón Ubieto, en un encuentro que tuvo lugar en Bilbao, de la mano de la Universidad de Deusto y de los amigos y amigas de Interabide, hemos estado pensado acerca del trabajo en red y lo colaborativo, en lo que respecta a nuestro modo de entender el trabajo psicosocial.
Esta reflexión creemos que ha enriquecido nuestro modo de entendernos y de re encuadrar lo que hacemos, ayudando a ampliar nuestro nivel de consciencia sobre el papel que ha jugado y juega lo colaborativo y el trabajo en red dentro de nuestro ADN como asociacion.

A partir de algunas “ideas semilla” han ido germinando otras que queremos compartir en este post.

Tenemos un problema con el vínculo. La confianza como piedra angular de las relaciones ha entrado en crisis, el vínculo en si mismo ha entrado en crisis. El patrón cultural de satisfacción individual por el consumo ha ido calando en la manera de entender nuestra individualidad hasta el punto que ha debilitado la adscripción básica a la comunidad, generando de este modo una individualidad “débil” paradójicamente, que ha dejado al individuo en soledad, rodeado de vinculaciones a objetos (como puede observarse en los modos de relación compulsiva con las nuevas tecnologías), mediante las cuales nos satisfacemos sin relación.

Este aspecto podemos apreciarlo en el día a día del trabajo con personas en situación de exclusión, como exponentes de esta pérdida de lazos socio comunitarios.
Es desde este plano de análisis desde donde nos parecía clave desarrollar espacios de trabajo colaborativo basados en la conversación como hermenéutica, esto es, que desarrollamos un método de trabajo que en sí mismo genere una recuperación de la vinculación y que en sí mismo facilite aquello que queremos lograr, aumentado la coherencia de la propia intervención.

Así pues, es desde el principio rector de la conversación (Ubieto) y de la colaboración como herramienta desde donde tiene sentido la intervención en red, no tanto como una mera coordinación entre entidades sino desde la necesaria completariedad de las diferentes formas de hacer.

Desde nuestros inicios apostamos por desarrollar proyectos compartidos donde pudiéramos integrar el trabajo psicoterapéutico con lo socioeducativo, a modo de espacios híbridos en red mediante los cuales diseñar y contrastar hipótesis de trabajo compartidas.

En la actualidad desarrollamos este tipo de espacios con diferentes entidades, como son Peñascal S.Coop, Centro Formativo Otxarkoaga, Consorcio Hemen y la asociación Susterra, y en otros espacios aún en construcción…

En este tiempo de desarrollo de proyectos hemos hecho algunos descubrimientos, que compartimos un poco a vuelapluma, más como reflexiones sin acabar de cerrar, que como grandes certezas…

1. Lo colaborativo esta basado en la necesidad de encontrarse. La necesidad es una fuerza que sustenta y autentifica la colaboración.
2. Entendemos lo colaborativo como algo mas que el “hacer juntos” sino como una dinamica de trabajo mediante la cual generamos algo nuevo que transforma a las entidades que colaboramos. Hemos apostado no tanto por ser una entidad a la que derivar, sino, en la medida de lo posible, generar nuevos espacios de trabajo.
Esta dinámica se asienta sobre la conversación, sobre el acuerdo sincronico que permite entenderse, encontrar el lugar más cómodo para situarse…
4. Esta tiene que ver con la confianza, y la confianza se genera a través del proceso dialogico de la conversación, en términos gestálticos: en la frontera contacto que nos define y nos une.
5. En ese sentido, desde una base de confianza podemos alcanzar el suficiente apoyo para lograr una apertura con el otro que nos permita la necesaria densidad para diseñar hipótesis y para modificarlas, en tensión con la realidad.
6. En este sentido, es clave mantener espacios de dialogo donde puedan resolverse las tensiones derivadas del conflictos de poder o autoridad ineludibles a todo proceso colaborativo, estableciendo claras reglas de juego o asumiendo que estos puedan darse de forma natural en el proceso.
7. La necesaria cultura en red es necesaria que se trabaje desde la base, es decir que esta puede ser reclamada a nuestras instituciones a partir de los resultados positivos que esta genere de cara a los procesos de las personas usuarias de nuestros dispositivos. En palabras de Ubieto, para ser autorizado, hay que AUTORIZARSE.
8. Más allá de otros modelos de gestión que han situado el centro en modelo importados de los procesos productivos industriales es importante volver a centrarse en la persona, y en como nuestras entidades pueden virar constantemente hacia ella, a pesar, o gracias a, los cambios en el medio.
9. Desde el tercer sector, tenemos la suficiente experiencia de trabajo en red como para empezar a sistematizarla y desarrollar proyectos escalables que vayan abriendo vías a nueva cultura de la intervención social más comunitaria e integral.

Iñaki García Maza.

Scroll al inicio